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Jorge Lorenzo está viviendo uno de los fines de semana más intensos desde que llegó al Mundial de MotoGP en el año 2008. El piloto balear dejará de estar vinculado de forma oficiosa a la firma japonesa a partir de las 15:00 de la tarde de mañana domingo, momento en el que Lorenzo ya estará centrado al 100% en su primer test con Ducati, programado para el martes a partir de las 10:00 de la mañana.
Ayer por la noche, el Movistar Yamaha MotoGP Team celebró una cena en su imponente hospitality montado en el Circuit de Valencia a la que estuvieron invitados todos los miembros del equipo, además de pilotos y staff del equipo satélite de la fábrica de Iwata, el Monster Yamaha Tech3.
La cena sirvió para decirle adiós de forma oficial no sólo a Lorenzo, también a Pol Espargaró y Bradley Smith -ausente por una indisposición-, la gran apuesta de KTM para su debut en MotoGP en 2017.
Tras las risas y los habituales discursos que se dan en este tipo de eventos, Jorge Lorenzo recibió un gran regalo por parte de Yamaha: la YZR-M1 con la que logró su tercer título mundial el pasado año en este mismo circuito, una moto que formará parte del museo que el piloto mallorquín está preparando en Andorra y que muy pronto abrirá sus puertas.
Este detalle es habitual dentro del equipo de fábrica de Yamaha. Tanto Valentino Rossi como el propio Lorenzo guardan en sus respectivos domicilios todas las M1 con las que se han proclamado campeones del mundo en la categoría reina.